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Mostrando entradas de agosto, 2011

Gato

Cuando era niño escuché que la curiosidad mató al gato y nunca quise ser gato. Nunca gato, nunca. hasta conocer    el misterio de ser gato entre tus piernas y gato al fin me hallé muerto a varios pasos de distancia de tu último paso. Un gato muerto, muerto involuntario. Desde entonces, entre sueños, vago por los rincones obscuros entre la incógnita y el hecho. Muerto como gato desde entonces. Muerto...de curiosidad.

El ángel de espaldas

Algunas personas afirman que los ángeles no tienen espalda. Que afirmación tan más estúpida, después de todo, quien diga tal cosa seguramente nunca ha visto, ni de lejos, un solo ángel, seguramente los imagina alados, resplandecientes, asexuales, antropomorfos o más bien con cierto aire de aves, por eso de las alas. Lo cierto es que los ángeles no sólo tienen espalda, sino ojos, boca, un aliento cercano al vacío, tienen la piel siempre cercana a quien los ve, es más, una vez que se ha visto uno, nunca más se dejará de verlos. Sí, son inevitables, aveces, pero solo en ciertos casos resultan un poco molestos, porque los pobres mortales no soportamos la presencia tan exquisita de esos seres y nos sentimos asfixiados, como desesperados, como solos, como si de pronto quisiéramos, comernos el mundo pero sin saber como y eso si que es molesto... De cualquier manera yo me atrevo a desmentir a todos esos ignorantes que, sin mayor razón que la suposición, afirman que los ángeles carecen de