Nos tememos

A veces me das miedo, me doy miedo, nos temo.
A veces me miras con los ojos limpios, como cuando se mira un río,
otras me ves enérgica y me cuestionas. Me pones a temblar.
A veces la tarde se nos cuela entre la ropa y nos hace volar
muchos metros por encima de la gente que camina, habla o corre.
Pero me tienes miedo, te temo, nos tememos.
El miedo me recorre, me eriza, hace brotar estigmas en mis manos
y sangro lentamente mientras me tocas. Es un miedo frío, dulce, santo.

Pero de vez en cuando, sólo a veces, nos tememos poco, casi nada;
y siento tu cuerpo tembloroso junto al mío
y cesa el estertor, la gente, las voces, los autos, se quedan inmóviles
y no temo, ni temes ni tememos
y entocnes, sólo entonces, somos tú y yo como debió haber sido.

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