El hombre próspero Un día como tantos, abrí los ojos, me asomé a la ventana y la primer persona que vi me dijo –Mira, soy mejor que tú, soy próspero. Dije yo incrédulo -¿Por qué lo eres? ¿Cómo lo eres?- Me miró con aire inhóspito. — Mira, renuncié a mi tiempo, vivo ocupado, tengo miles de tareas y las cumplo— De nuevo incrédulo le dije — ¿Y cómo es que así eres próspero?— — Tengo lo que tú no tienes, mira, tengo un auto, me envidian, mi ropa dice un nombre, mi casa, mi mujer, mi reloj, dicen que soy próspero — Le miré un momento de arriba abajo, vi sus ojos cansados — Tengo un sueño, tengo tiempo para soñarlo, y justo ahora voy a hacerlo— dije yo. Y el hombre próspero se alejó de mí.
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