Dónde


Donde mis palabras no te tocan,

donde mi cuerpo te es ajeno,
donde mis manos son huérfanas de tus senos, te espero.

Donde mi ser no es ni ha sido,
donde estoy ahora sin ti, sin tu aliento,
donde duermo desnudo sin tu abrazo, te pienso.

Donde estás, ahí llega mi aroma para cubrirte,
para abrigar tu piel suave y despoblada,
para sentir tus espacios cerrados, tus palabras mojadas;
para hacer de tu espalda mi paisaje,
de tus piernas mi cobijo, de tu grito mi silencio
y de mi andar suave tu gemido.

¿Dónde estás? ¿Dónde estoy?
Donde estamos nadie habita, nadie duerme, nadie grita.
El vino suave de la madrugada me dice que no estás
y mis manos, mi consuelo, juegan a ser tú,
la suave, la tierna, la feroz atacante en mi recuerdo.

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